En els actes i exposicions relacionats amb la commemoració del Pla Cerdà no es fa cap mena de menció, o se'n fa molt poca, de la realitat del nostre barri i de la situació de la muntanya de Montjuïc en aquella època. El nostre Eixample de Santa Madrona va patir molts problemes per urbanitzar-se, es va fer de forma caòtica, amb cases massa altres i carrers massa estrets. Avui, malgrat, tot, comptem amb un conjunt d'edificacions de l'època que presenten una important unitat i que, en restaurar-se, mostren la seva bellesa sense pretensions, destinades ja d'entrada, en general, a habitatges per a gent modesta. L'any 1908, P. Vallhonrat, possiblement de la família de propietaris Vallhonrat, que va donar nom al carrer, i que devia formar part de l'Associació de propietaris que menciona, recollia els problemes evidents i mostrava un cert optimisme davant del futur, malgrat tot.
LA VANGUARDIA, 16 de diciembre de 1908
Ecos de la opinión
Ensanche de Santa Madrona y montaña de Montjuich
La primera localidad, tan importante y extensa de nuestra urbe, tiene por base mirando al lado Norte la granvía del Paralelo y por el lado opuesto, o Sur, el plano de urbanización rural de la montaña de Montjuich. La realización de la apertura de aquella granvía fijó una data importante para el desarrollo del ensanche de Santa Madrona. Asimismo la ha fijado y no menos importante la tan reciente segregación a la zona de Ensanche de la montaña de Montjuïc a base del plan de urbanización rural del distinguido arquitecto don José Amargós.
Es natural que siento la barriada la Fransa cuyo plano de reforma y de nuevas alienaciones es debido también al señor Amargós la parte más extensa de la zona de ensanche de Santa Madrona sean complemento uno de otro los planos de urbanización de Santa Madrona y de la montaña de Montjuich. No podrían pues intentarse obras grandes y completas en la zona del ensanche de Santa Madrona sin el seguro destino de su zona limítrofe, la montaña. Afortunadamente hoy puede emprenderse fructífera campaña para lograr completar mejoras pues se hallan bien fijados los límites y condiciones de porvenir de sus zonas colindantes.
La granvía del Marqués del Duero por un lado en el pleno goce de sus obras de urbanización comprendidas en estos servicios tranviarios espléndidos y de todos lados y a todas partes, la montaña de Montjuich por el otro con sus magníficos paseos de circunvalación, límites de nuestra zona de ensanche próxima a gozar de los destinos de urbanización y con destino y porvenir dirigido a formar de ella un inmenso parque natural, con la ventaja, asimismo, de la habitación alejada, son dos importantes jalones que señalan el comienzo de la obra grande de urbanización con orientaciones bien definidas.
La extensa zona llamada ensanche de Santa Madrona ha pasado por su época de crisis debido a su origen; empezó su desarrollo con una servidumbre impuesta por el ramo de guerra, es decir, pasó por las limitaciones propias de las zonas polémicas; a esto es debido que las edificaciones no obedecieran a un plan de alineaciones y rasantes uniforme y racional; se edificó a gusto y conveniencia del propietario, esto sí, con construcciones de carácter provisional y de planta baja.
Con el grandioso impulso de edificación en nuestro ensanche por circunstancias de todos conocidas, coincidió la desaparición de las zonas polémicas entre las derruídas murallas y la falda de Montjuich, quedando libre para la edificación una extensísima zona de terrenos sin sujeción a plan de alineaciones y de urbanismo; esta zona grandiosa es la actual comprendida entre las grandes vías del Paralelo y de las Cortes y las actuales zonas polémicas de la montaña. Las edificaciones provisionales se convirtieron en definitivas y sirvieron de base y fueron pie forzado para las sucesivas edificaciones que obedeciendo a planos parciales hechos a gusto y conveniencia exclusiva de cada propietario que disponía de una buena extensión de terreno, formaron el conjunto de construcciones conocidas con el nombre vulgar de Poble Sech, abigarrado cuadro de alineaciones y rasantes con variedad tan notable como eran diferentes las condiciones de cada finca y el gusto de cada uno de los propietarios del terrenos colindantes; es decir, creció y se formó el actual ensanche de Santa Madrona al impulso del capricho de cada uno de los propietarios de fincas rústicas convertidas en urbanas por arte de casualidad y de la plenitud de vida del centro.
Así formado el suburbio y dada su importancia el Ayuntamiento creyó necesario regular su crecimiento, corregir algunos de sus defectos e intento la formación de un plan de alineaciones y urbanización que llevó a cabo con tanto éxito el arquitecto, señor Amargós. No paró aquí el ayuntamiento sinó que quiso para esta zona los beneficios de la ley de ensanche. Y aquí empieza otra era penosa y de crisis, aunque socialmente pensando de reparación de yerros pasados. El plan, a pesar de sus buenas condiciones, adolecía forzosamente de los defectos de las primitivas edificaciones y el respecto a los intereses creados había limitado el lápiz del arquitecto, a cuya resolución se había sometido un problema muy difícil.
La Academia de San Fernando no quería ceder y pretendía que a cañonmazos (palabra textual del ponente) se ensancharan las calles ya formadas por edificaciones altas, sin hueco de solar para edificar. La pretensión, aunque virtuosa, era impracticable. Pasaron años y más años, y por fin se accedió. Fueron legalizadas las construcciones hechas, reguladas las del provenir y concedidos los beneficios de Ensanche al plan del señor Amargós.
Un segundo y último período es de notar. Aprobados los planos, los beneficios de la ley de Ensanche no se hacían efectivos en favor del ayuntamiento. El Estado continuaba cobrando las contribuciones y los propietarios por su parte no pagaban el 4 por 100 de recargo extraordinario.
Por fin, una y otra parte parece que dentro del próximo año serán hechos concluídos.
Con la solución del problema de creación de un estado de derecho para la edificación del Ensanche de Santa Madrona y la regularización de ingresar en favor del Ayuntamiento y por tanto, con hacienda propia, coincide la agregación de los planos de urbanización rural de la montaña de Montjuich, que, debidos también al arquitecto señor Amargós, según queda dicho, completan y favorecen extraordinariamente la situación y acrecientan el provenir del Ensanche de Santa Madrona.
El problema, pues, cuya solución ha perturbado el desarrollo y principalmente la urbanización del Ensanche de Santa Madrona está resuelto y por complemento, asimismo, el de la montaña de Montjuich, hermana ésta en porvenir y condiciones de la primera. Habitaciones sanas y económicas, al pie de la montaña de Montjuich, en ésta aire, sol y parques para nutrir los pulmones, especialmente de las clases modestas, sus zonas limítrofes.
La Asociación de propietarios de Santa Madrona que tanto ha contribuído a lograr el estado actual de cosas tan halagüeño, debe perseverar en sus trabajos para recoger los frutos de tan laboriosa época pasada de incertidumbre y de crisis para la zona confiada a su cuidado.
NOMENCLATOR DELS CARRERS DE BARCELONA (AJUNTAMENT):
Vallhonrat, Carrer de |
Descripció: | Nissaga de propietaris de les terres de l'indret. Pau Vallhonrat i Font (1763 - 1838), pagès de la Marina d'Hospitalet. Gabriel Vallhonrat i Casas (1797 - 1870). Joan Vallhonrat i Soler (Cornellà de Llobregat, Baix Llobregat 1839 - 1910). El carrer se suposa que està dedicat a Gabriel Vallhonrat, ja que el nom del vial és documentat molt poc temps després de la seva mort. |